Decidió inscribirse en el Club del Colgado
y una gota de sangre por tinta tomó.
Y por pluma, una aguja en pésimo estado
y por nombre de pila escribió Absalón.
Y firmaba su muerte con cada pinchazo
y le daba a la vena su ansiada ración
que le haría reptar por un cielo robado
y le retorcería, de cruel abstención.
Luis Almeida
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